Borderline o   inteligencia límite son términos equivalentes y expresan un déficit en la inteligencia de la persona. El déficit consiste en que el cociente  intelectual (CI) de la persona  cuando se mide con un test de inteligencia, se encuentra por debajo de lo considerado como  normalidad por la O. M. S. (es decir, un CI entre 85 y 115) pero es superior a la enfermedad conocida como retraso mental (CI inferior a 70). Por tanto, tener  inteligencia límite no es una enfermedad, aunque este déficit puede afectar a la adaptación de la  persona en diferentes áreas de la vida, y ser causa de discapacidad. Esta deficiencia intelectual afecta aproximadamente a 500.000 personas en España.

1. BORDERLINE Y ESCUELA.

Como la apariencia física de las personas con inteligencia límite suele ser normal, no suele diagnosticarse esta deficiencia hasta que las dificultades en el estudio son importantes, lo que suele ocurrir a partir de los 10 años de edad.

En los primeros años escolares, el bajo rendimiento escolar se atribuye a otras causas como: son niños vagos, están poco motivados o tienen padres despreocupados por  la educación de los hijos. Sin embargo, conforme avanza la dificultad del nivel del curso académico, los niños con inteligencia límite se van quedando cada vez más rezagados de sus compañeros  y suelen repetir algún curso. Lo habitual es que se detecte la deficiencia intelectual cuando las dificultades persisten a pesar del apoyo psico-educativo prestado. También es habitual que no puedan concluir la enseñanza obligatoria. En la adolescencia, la diferencia entre edad mental y edad cronológica va aumentando, y se percibe con claridad el problema que padece de  capacidad intelectual límite.

2. BORDERLINE Y ÁREA LABORAL.

Al no tratarse de una enfermedad, pocas personas con  inteligencia límite tienen el reconocimiento oficial de discapacidad en un grado del 33% o superior, por lo que no pueden beneficiarse de medidas de fomento de empleo dirigidas a este colectivo. Así que tienen que luchar por conseguir un empleo compitiendo en las mismas condiciones que el resto de los trabajadores aunque con su déficit en la capacidad intelectual.

3. BORDERLINE Y VIDA INDEPENDIENTE.

La capacidad intelectual límite suele afectar al área de habilidades sociales, por lo que estas personas tienen más dificultades para hacer y mantener las amistades. La persona suele tener una apariencia normal  por lo que la conducta inmadura  y el escaso autocontrol emocional que puede manifestar, derivado de la inteligencia límite, no se  comprende por los otros, así que es frecuente que se produzca el rechazo. 

También la capacidad intelectual límite suele afectar al manejo del dinero, por la dificultad de comprender su valor. Si unimos esto a las dificultades de conseguir un empleo, las dificultades de una persona con capacidad intelectual límite para independizarse del hogar paterno suelen ser grandes.

4. BORDERLINE Y PSICOPATOLOGÍAS.

El fracaso frecuente en el área académica, interpersonal, laboral y de vida autónoma, suele hacer que el sentimiento de autoestima y de confianza en sí mismo de las personas que padecen este déficit intelectual, se deteriore con el paso del tiempo. Esto favorece la aparición de psicopatologías como trastorno de  personalidad dependiente (necesidad de  que los demás se ocupen de uno mismo, temor al abandono, sumisión) o trastorno de personalidad por  evitación (aislarse de los demás por miedo a burlas, humillación, falta de comprensión), así como sintomatología de tipo depresivo o trastornos de ansiedad.  Para lograr que la persona con capacidad intelectual límite consiga desarrollar sus potencialidades precisa apoyo adicional de la familia para sentirse aceptado así como ayuda externa de un especialista que guie a la familia sobre el manejo de la deficiencia de la persona afectada. También suele ser conveniente tratamiento psicoterapeútico para las patologías asociadas que interfieran la adaptabilidad del sujeto.